El gobierno de Estados Unidos ha decidido modernizar su misil balístico intercontinental Trident II, en servicio desde 1990, en lugar de desarrollar un nuevo sistema. A través del programa D5 Life Extension 2 (D5LE2), se busca mantener operativo este misil hasta el año 2084, con mejoras en navegación, control y la capacidad de portar nuevas ojivas nucleares, como la W93/Mk7 de EE.UU. y la Astraea del Reino Unido.

Lockheed Martin ha recibido un contrato de 383 millones de dólares para realizar las actualizaciones, que también incluyen la posible adaptación de algunos misiles para lanzar proyectiles hipersónicos de ataque convencional. Se espera que el Trident II D5LE2 entre en servicio en 2040 y que en 2049 todos los misiles actuales hayan sido modernizados.

El Pentágono argumenta que modernizar un sistema probado es una opción más rentable y eficaz que desarrollar uno nuevo, postura respaldada por informes del Congressional Budget Office y analistas de defensa. Sin embargo, mientras EE.UU. apuesta por extender la vida útil de sus arsenales, China invierte en nuevas generaciones de armamento, lo que podría marcar una diferencia en la estrategia militar global en el futuro.