Las costas de Portugal albergan un invaluable patrimonio submarino: más de 8.600 naufragios documentados por el arqueólogo Alexandre Monteiro a lo largo de 25 años de investigación. Estos restos, que incluyen barcos hundidos frente al continente, las Azores y Madeira, cuentan historias de siglos de comercio y navegación.

Entre los hallazgos más destacados se encuentra el Nossa Senhora do Rosário, un barco español hundido en 1589 con 22 toneladas de oro y plata. Sin embargo, la falta de supervisión en proyectos de construcción pone en riesgo este y otros naufragios que permanecen enterrados bajo la arena. Monteiro estima que unos 250 barcos contienen riquezas similares, pero lamenta la falta de planes de contingencia para protegerlos.

Aunque los naufragios están protegidos en parte por su inaccesibilidad, los desarrollos costeros representan una amenaza mayor que los cazatesoros. Monteiro insta al gobierno portugués a implementar políticas claras para preservar estos sitios históricos, que hasta ahora carecen de medidas concretas para su conservación.

El arqueólogo destaca logros como el hallazgo del Nossa Senhora da Luz, un barco hundido en 1615 cerca de las Azores, resultado de años de investigación en archivos históricos. Sin embargo, advierte que identificar los naufragios es solo el primer paso: su protección activa es esencial para garantizar su legado cultural y económico para futuras generaciones.

Los naufragios portugueses son mucho más que restos de barcos; son testimonios de una rica historia marítima que podría desaparecer sin intervención inmediata.